La agricultura se encuentra en un punto de inflexión tecnológico. La necesidad de optimizar recursos, aumentar la eficiencia y operar de forma sostenible ha abierto las puertas a herramientas que hace una década parecían ciencia ficción. Entre todas ellas, los drones de pulverización emergen no como una tendencia, sino como una auténtica revolución que está redefiniendo la forma en que cuidamos nuestros cultivos.
Desde ACRE, como distribuidores oficiales de DJI Agriculture, no solo hemos sido testigos de esta transformación, sino que la hemos impulsado. Con un equipo que integra a ingenieros agrónomos como Juan Izquierdo, nuestro DJI Agriculture Technical Manager, pilotos expertos como César Martínez e ingenieros especializados como Sebastián Chacón, nuestro UAV Technical Manager, hemos analizado, probado y llevado al límite esta tecnología. En esta guía, volcaremos todo ese conocimiento para ofrecer una visión completa y experta.
Un dron de pulverización es una aeronave no tripulada (UAV) diseñada específicamente para la aplicación de productos fitosanitarios, fertilizantes líquidos o incluso la siembra de semillas desde el aire. Equipados con tanques de alta capacidad, boquillas de precisión y tecnología de navegación avanzada, estos equipos son el pilar de la llamada agricultura de precisión.
Tradicionalmente, la fumigación se ha realizado con tractores terrestres o, en grandes extensiones, con avionetas. Ambos métodos, aunque efectivos, presentan inconvenientes significativos: la compactación del suelo por el paso de maquinaria pesada, la dificultad de acceso a terrenos irregulares o embarrados, y una aplicación a menudo no uniforme del producto, lo que genera desperdicio y un impacto ambiental mayor.
Los drones superan estas barreras. Pueden despegar y aterrizar verticalmente desde cualquier punto, acceder a zonas de difícil acceso y aplicar tratamientos con una precisión milimétrica, justo donde se necesita.
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Ventajas clave: ahorro de agua, insumos y tiempo
La tecnología de pulverización atomizada que utilizan permite cubrir grandes extensiones con un volumen de líquido muy inferior al de los métodos tradicionales, logrando ahorros de agua de hasta el 90%. Además, la precisión de sus sistemas GPS y la capacidad de crear mapas de aplicación detallados aseguran que cada gota de producto caiga sobre el cultivo y no en zonas innecesarias. Esto no solo reduce costes en fitosanitarios y fertilizantes, sino que minimiza la contaminación del suelo y las aguas subterráneas. En términos de tiempo, la velocidad es asombrosa: un solo dron puede fumigar una hectárea en apenas 10-15 minutos, una tarea que por tierra podría llevar una jornada completa.
Al final del día, lo que cuenta es el rendimiento. La aplicación más rápida y precisa no solo protege mejor los cultivos contra plagas y enfermedades, sino que lo hace de una manera más eficiente. Menos desperdicio de producto, menos combustible gastado, menos horas de trabajo y una menor exposición de los operarios a químicos peligrosos se traducen directamente en una mayor rentabilidad para el agricultor.
La magia de los drones de pulverización reside en la perfecta integración de hardware robusto y software inteligente. Cada componente está diseñado para maximizar la eficiencia y la seguridad.
El núcleo de cualquier dron es su controladora de vuelo, un ordenador a bordo que procesa miles de datos por segundo para mantener la estabilidad. En los modelos agrícolas, esta se combina con sistemas de posicionamiento GPS RTK (Real-Time Kinematic). Esta tecnología corrige las señales de los satélites en tiempo real, otorgando al dron una precisión de posicionamiento centimétrica, fundamental para evitar solapamientos o zonas sin tratar.
El componente más visible es el tanque, donde se almacena el líquido a pulverizar. Las capacidades varían enormemente según el modelo, desde los 10 litros hasta los impresionantes 100 litros de los modelos más avanzados. El sistema de bombeo impulsa el líquido hacia las boquillas, que pueden ser ajustadas para regular el tamaño de la gota y el caudal, adaptándose así a las necesidades específicas de cada tratamiento.
Aquí es donde la tecnología brilla. Muchos drones pueden equiparse con cámaras multiespectrales que capturan datos que el ojo humano no puede ver, permitiendo detectar problemas de estrés hídrico o plagas antes de que sean evidentes.
Para la seguridad en vuelo, los sistemas de radar y los sensores LiDAR (Light Detection and Ranging) son cruciales. Escanean el entorno en 360 grados, detectando obstáculos como árboles, postes eléctricos o cables, y permitiendo que el dron los esquive de forma autónoma. Esta tecnología también es clave para mantener una altura constante sobre el cultivo, incluso en terrenos con pendientes pronunciadas, asegurando una aplicación perfectamente homogénea.
Como distribuidores de DJI Agriculture, en ACRE hemos tenido el privilegio de poner a prueba los últimos lanzamientos de la marca: los imponentes Agras T100 y Agras T70P. Nuestra experiencia confirma que DJI ha vuelto a establecer un nuevo estándar en el sector.
100 kg de capacidad y 10 metros de cobertura: la nueva escala de la eficiencia agrícola
El T70P viene equipado con un tanque de 70 L y aspersores centrífugos de doble atomización, ofreciendo altos caudales para velocidades de vuelo más rápidas
La primera impresión al operar estos equipos es su robustez y seguridad. Como señala nuestro UAV Technical Manager, Sebastián Chacón,
«la integración de los nuevos sensores LiDAR y los sistemas de radar dual en estos modelos es un salto cualitativo. Permiten una detección de obstáculos multidireccional que inspira una confianza total durante el vuelo, incluso en las condiciones más complejas».
Desde la perspectiva agronómica, Juan Izquierdo, nuestro DJI Agriculture Technical Manager, destaca una característica revolucionaria:
«La inclusión en ambos drones de la funcionalidad de transportar peso además de insumos líquidos abre un abanico de posibilidades increíble. Ya no hablamos solo de pulverizar; hablamos de esparcir fertilizantes granulados, semillas o incluso transportar materiales, lo que multiplica su versatilidad y retorno de inversión»
Análisis del Agras T100 y T70P
La decisión de incorporar un dron a las operaciones agrícolas es importante. Aquí te dejamos algunos factores clave a considerar.
Cultivos de alto valor
Para explotaciones pequeñas o cultivos de alto valor (como viñedos o frutales), un dron con una capacidad de 20 a 30 litros puede ser más que suficiente. Para grandes extensiones de cereal o maíz, los modelos de mayor capacidad, como el Agras T50 o T100, serán mucho más eficientes y rentables a largo plazo.
Normativa Europea
La normativa europea, aplicada en España a través de la AESA (Agencia Estatal de Seguridad Aérea), es estricta. Para operar drones de pulverización, que por su peso y tipo de operación entran en la categoría «específica», se requiere ser mayor de edad, registrarse como operador en AESA, poseer un certificado de piloto de drones, un certificado médico en vigor y contar con un seguro de responsabilidad civil. Es fundamental destacar que, a día de hoy, el uso de productos fitosanitarios por vía aérea está restringido y requiere autorizaciones específicas, mientras que la dispersión de fertilizantes o semillas está más generalizada.
Comprar un dron supone una inversión inicial significativa, pero ofrece máxima flexibilidad. Contratar el servicio a una empresa especializada puede ser una excelente opción para probar la tecnología o para agricultores con explotaciones más pequeñas. El ROI de la compra se acelera cuanto mayor es la superficie a tratar y la frecuencia de las aplicaciones.
La versatilidad de estos drones va mucho más allá de la simple fumigación
No hay una única respuesta, ya que depende de las necesidades específicas de cada explotación. Sin embargo, por su fiabilidad, tecnología avanzada y soporte técnico, la serie DJI Agras es considerada un referente en el mercado. Modelos como el Agras T30, T40 y los nuevos T50 y T100 ofrecen distintas capacidades para adaptarse a cualquier tamaño de operación.
Esta es una pregunta común, pero que puede llevar a confusión. Para el uso agrícola profesional, prácticamente todos los drones requieren formación y registro. La idea de «drones sin licencia» se aplica principalmente a drones de uso recreativo muy ligeros (menos de 250 gramos) y sin cámara, los cuales no son aptos para la pulverización. Según la normativa europea vigente en 2025, para operar cualquier dron en categoría abierta (bajo riesgo) es necesario un mínimo de formación online gratuita en AESA y registrarse como operador si el dron lleva cámara, algo indispensable en agricultura. Los drones de pulverización, por su peso y propósito, caen en categorías superiores que siempre exigen certificados.
El precio de un servicio de fumigación con dron por hectárea puede variar considerablemente según la región, el tipo de cultivo, la complejidad del terreno y el producto a aplicar. Como referencia, los precios pueden oscilar entre 30 y 60 euros por hectárea. Terrenos quebrados o la necesidad de permisos especiales pueden incrementar el coste.
La fumigación con dron es altamente rentable, especialmente en medianas y grandes explotaciones. La rentabilidad no solo proviene del ahorro directo en mano de obra, agua y productos químicos, sino también del aumento de la productividad. Al poder aplicar los tratamientos en el momento óptimo, sin depender de si el suelo está encharcado, y con una cobertura más efectiva, se mejora la salud del cultivo y, en consecuencia, el rendimiento de la cosecha. Además, se reduce el desgaste de la maquinaria tradicional y se evitan las pérdidas de cultivo por compactación del suelo.
La tecnología de drones de pulverización ya no es una promesa de futuro; es una realidad presente, tangible y, sobre todo, rentable. La capacidad de actuar con rapidez, precisión y eficiencia está marcando la diferencia entre una agricultura reactiva y una proactiva.
Por qué DJI Agriculture sigue a la vanguardia
Modelos como los nuevos Agras T100 y T70P demuestran un compromiso constante con la innovación, la seguridad y las necesidades reales del agricultor. En nuestra experiencia, la fiabilidad de sus sistemas, la precisión de su software y la robustez de sus materiales los colocan un paso por delante, asegurando que la inversión se traduce en resultados medibles en el campo.
Adoptar esta tecnología puede parecer un desafío. Por eso, en ACRE no solo vendemos drones; ofrecemos una solución integral. Nuestro equipo de ingenieros y pilotos expertos, con figuras como Juan Izquierdo, Sebastián Chacón y César Martínez, te acompaña en todo el proceso: desde el asesoramiento para elegir el modelo que mejor se adapta a tus necesidades, hasta la formación para operarlo y el soporte técnico para resolver cualquier incidencia. Nuestra experiencia es tu mejor garantía de éxito. Si estás listo para dar el salto a la agricultura del futuro, no dudes en contactarnos.